Quizás no debí marcharme sin decir nada,
tendría que haberme sentado contigo
frente a frente en el silencio
de una habitación a media luz.
No fue una huida,
solo necesitaba encontrar otra forma de contar,
ya que las palabras no eran suficientes
para que entendieras lo que quería expresar.
Somos nuestros recuerdos...
Pero éstos a menudo están llenos de tachaduras,
de momentos a los que no queremos regresar.
Recordar amenudo es como leer un poema
que se ha traducido varias veces
quedando cada vez menos rastro de su semilla.
Fotografías: Wolfe Byron